Año 1 d.C.

 


La vida en el "Paraíso del Basquet" no era la misma desde la partida de Carlos. Todo parecía verse más gris, más opaco, como si hasta el mismísimo sol hubiese perdido las ganas de resplandecer. Tanta era la tristeza que invadía a los hinchas que estaban convencidos  de que buena parte de nuestra magia se había ido con el y que, definitivamente, este año no iba a ser uno más en la historia del básquet "Granate". Estaban en lo cierto. No era un año más. Era el año 1 después de Carlos.

El mazazo anímico que significó la partida del ídolo actuó como un disparador para que los dirigentes "Granates" comenzaran a remover cielo y tierra en busca de ingresos para reforzar el equipo. No estaban dispuestos a rifar el prestigio ganado en los últimos años. Pero, a su vez, sabían que para llenar semejante vacío debían incorporar una muy buena cuota de jerarquía. Los nombres llovieron a raudales y, luego de mucho esfuerzo se logró concretar la llegada de los internacionales Fernando Prato, un feroz rebotero, de tremenda capacidad de salto, proveniente de Hindú de Córdoba y Raúl Guitart, un todo terreno de notables condiciones técnicas, que llegaba de Regatas de Santa Fe. 

Todos los “cañones” apuntaron al Torneo Unificación, producto de la tan mentada fusión entre las Asociaciones Buenos Aires y Porteña. Había que sacar pecho y arrancar pisando fuerte. Y así fue. Todas las expectativas generadas en los amistosos previos se cumplieron desde el inicio, donde arrasó con sus tres primeros rivales: Racing (65-48), Estudiantil Porteño (84-65) y Platense (93-62), lo que le permitió emprender una nueva expedición a Sunchales con la confianza por los cielos.

De Santa Fe, Lanús volvió con un subcampeonato con sabor agridulce, tras derrotar en la final de la fase clasificatoria a un muy duro Almagro de Esperanza (88-72), y caer de manera polémica ante Colon de Santa Fe (65 a 61). A pesar de esto, de allí volvieron todos maravillados con el internacional uruguayo Victor Hernández, que había jugado como refuerzo para Welcome. La idea de sumar al “Charrúa”, que a lo largo de la gira había sido tentado por cuanto equipo había enfrentado, se materializó de inmediato. No había mucho en que pensar.

El debut del oriental se produjo nada menos que ante Obras Sanitarias por el Torneo Internacional que los aurinegros organizaron. Era nada menos que el primer Superclásico de la historia. Esa noche, Lanús conquistó una victoria apoteósica (86-85), luego de revertir una desventaja de 16 puntos. La actuación consagratoria de Víctor, el “Pompo” pandense (23 puntos) fue tan potente que “flechó” los miles de corazones granates que palpitaron en el Etchart.. A final del encuentro, cuando las luces ya no encandilaban, el “Gallego” García, con su habitual calma, disparó: "Tranquilos, el equipo todavía se esta haciendo".Tenía razón habría más. Comenzaba una nueva era. Mientras tanto la gran “Constelación de Estrellas” ya resplandecía de color Granate.

Autos: J:A.F (Leyendas Granates)


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