La Estrella que faltaba

 


La temporada de 1971 comenzó temprano, muy temprano para los granates. Tanto que, apenas transcurridos dos días del nuevo año, los muchachos de Raúl García ya estaban prestos para iniciar una nueva gira por el interior del país. Había que cosechar una buena cantidad de pesos que ayudara a fortalecer las arcas y, por sobre todas las cosas, sumar minutos de juego para mantenerse en forma de cara al primer gran desafío del año: el Metro.

Para Lanús el Metro siempre fue un difícil escollo de sortear. Una espina clavada en lo más profundo. En las seis ediciones en las que había participado los resultados no habían sido nada benévolos y el podio había quedado muy lejos. Sin embargo, más allá de lo que marcaban los fríos números, para esta oportunidad había grandes expectativas. Es que desde la llegada del "Gallego", en 1969, las cosas habían cambiado de manera sustancial y, a solo dos años del inicio de su ciclo, ya se habían obtenido tres títulos y dos subcampeonatos. 

El equipo llegó al torneo física y basquetbolísticamente de manera impecable. Era la gran oportunidad de tomarse revancha luego del frustrado Torneo Metropolitano Extra que tenía "un pie" en las vitrinas "Granates" y terminó implosionando por razones políticas. Por eso, no sorprendió que en las tres primeras jornadas barriera, sin dejar dudas, a los tres cucos de la Porteña. En el debut, paliza descomunal a Obras Sanitarias (102-87), otra aún mayor a Moròn (95-77), en la segunda fecha y, finalmente, goleada ante el campeòn Comunicaciones (101-85). 

Los dos últimos dos encuentros, ante San Lorenzo y Boca Juniors, los grandes favoritos de la prensa, aparecían como los de mayor riesgo para las aspiraciones Granates. Pero, el "Gallego" planificó el juego con astucia y maestría y, los muchachos dando una gran muestra de carácter derrotaron, en un verdadero partidazo, a la "Catedral" de San Lorenzo (89-84). Esa noche, el "Grana" se aseguró el primer puesto y sacó chapa de campeón.

El encuentro decisivo frente a Boca Juniors se disputó seis días después. Por los antecedentes que acarreaba el choque, se sabía que la parada no iba a ser nada sencilla. No lo fue. El juego fue vibrante de principio a fin y contó con todos los condimentos. Lanús edificó la victoria con una infatigable actitud para la ejecución del contraataque, arma que terminó siendo vital para que la ofensiva, por momentos, se tornara intratable y, fuego, mucho fuego a la hora de defender. La jerarquía de Murillas (24) y Pellandini (20) resultó clave para conducir y anotar. Pero, también, el oficio del interminable "Chino" Lara (12) bajo las tablas, el coraje de Ucha (14) y el soporte equipista de Palmarochi, Messina y Vázquez.  

El triunfo por 82-77, le dio al "Granate", luego de 10 años de espera, la estrella que faltaba en la constelación, quebrando de esa forma con 11 años de hegemonía de los equipos denominados grandes en el mundo del futbol. Esa noche, los hinchas "Granates" que habían colmado el estadio Luna Park hicieron atronar sus voces como nunca, sintieron que habían tocado "el cielo con las manos". No era para menos, Lanús había escalado a lo más alto del basquetbol nacional. Lo que no imaginaban era que, muy pronto, su ciudad se vería transformada en un Paraíso del Básquet 

Por JF (Leyendas Granates)

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