Una Leyenda Made in Lanús - Parte 1

Comienzos de la década del 70. Son las tres de la tarde y el sol pega fuerte en el ahora llamado barrio de "La Fortaleza". Dos pibes salen a la vereda a jugar con su pelota pulpo, pero lo que más llama la atención de sus amigos es que no se preparan para jugar al futbol, sino que cuelgan un balde en el poste de luz e improvisan un partido de básquetbol callejero. Lo curioso es que a la hora de lanzar al cesto ambos dicen llamarse igual que su ídolo: Carlos Pellandini.  Imitan sus movimientos, sus gestos y hasta el clásico revoleo de las muñequeras. Ellos en realidad sueñan despiertos, quieren ser como el.

El tiempo pasó y cuarenta años después la situación parecía volver a repetirse. Solo que esta vez, uno de los protagonistas del aquel improvisado "Streetball" lanusero iba camino a encontrarse con el ídolo "Granate" para repasar su brillante carrera en el "Paraíso del Basquet". Este fue un uno contra uno soñado. No era para menos,  enfrente estaría nada menos que Carlos Pellandini una legítima Leyenda Made in Lanus. 

Hecha la presentación, corramos el telón y disfrutemos de la historia que nos va a contar uno de los figuras más grandes que dio del basquetbol "Granate".

LA PASIÓN POR EL BASQUET

-Carlos cuénteme: ¿por que eligió jugar al básquet?

-En mi casa siempre hubo un aro de básquet. Con mi hermano, que me llevaba 11 años, jugábamos uno contra uno o al 21. Me daba 19 puntos de ventaja y siempre me ganaba 21 a 20. Me agarraba una calenturas bárbaras. Siempre jugaba contra chicos mayores. Seguramente eso también me forjó el temperamento y me agudizo en ingenio. Nunca me gustó perder. Pero también me gustaba jugar al futbol. De hecho jugaba en los torneos de papi futbol que organizaba el club Santa Paula.

-La pasión era tan grande que cualquier lugar servía para improvisar una cancha de básquet, no?

-Si. Esperaba que mi padre cerrara la perfumería para armar un aro de básquet con las cajas de perfume y ponerme a jugar con una pelota de tennis. También en la vereda de la escuela industrial que se encontraba en 9 julio y O´Higgins Ahí jugábamos dos contra dos con una pelota pulpo. Los profesores nos echaban porque con los pelotazos golpeábamos las ventanas. Hasta las seis que íbamos a practicar al Santa Paula. Era muy pasional. Volvía del colegio y lo único que quería era jugar al básquet.

-¿Santa Paula fue su primer club?

 Así es. Arranqué en pulguitas y me quedé hasta los ocho años. Después me fui a Racing. Me llevaban mi hermano y mi padre. Recuerdo que hacía un frío bárbaro. Tanto que mi padre, que tenia 54 años, se agarró una neumonía. Estuve un año y me volví a Santa Paula, el club del barrio. 

 -¿Ya de chico disfrutaba ver básquet?

-Veía mucho básquet. Íbamos con mi hermano a Racing, en la época que jugaban Poletti, Uder, Pérez Varela y compañía. Me gustaba copiar el lanzamiento de esos jugadores, el dribbling. Me fijaba en todo.

-Me imagino que semejantes figuras ejercieron mucha influencia en su juego

-Que te parece. Roberto Viau fue un jugador que me marcó mucho. Era realmente un fuera de serie. Siempre me quedó grabado. Otro jugador que desmenuzaba mucho era Pérez Varela, también Alberto López y ni hablar del lanzamiento de Ignacio Poletti. Era un tubo. Impresionaba.

-¿Considera que tuvo buenos formadores Carlos?

-Buenísimos. En mi primera etapa, Federico Grasso, que había jugado para los Aviones de Platense, y dirigía las inferiores de Racing. Me enseñó mucho en materia de fundamentos y además de imaginación y la creatividad. Bueno y desde ya Freddy Murillas, un maestro en el amplio sentido de la palabra.

- ¿Y Lanús cuando aparece en su vida basquetbolística?

-Bueno, yo jugué hasta los 12 años en Santa Paula, momento en que aparece Juan Boglio, un señor que trabajaba en un casa de fotografía y formaba parte de la subcomisión de básquet, y me lleva a Lanús. Ahí comenzó todo.

LA VIDA COLOR GRANATE

-Bueno Carlos, llega a Lanús y su ascenso fue vertiginoso

- Si realmente. Tanto fue así que a los 16 años ya entrenaba con la primera división. Además de Freddy, estaba "Minucho" Martínez, Ávila, todos jugadores grandes y con trayectoria.

.¿Como definiría a Carlos Pellandini jugador?

-En una época en Lanús fuí mas jugador definidor e intuitivo. Por el esquema de juego sentía que se me hacía fácil jugar al básquet. Y con Freddy como compañero se me facilitó aun más jugar. Nunca tuve un pasador como el en el resto de mi carrera. Nos mirábamos y ya sabíamos que íbamos a hacer. Con Fredy la pelota me venia cálida, suave. Creo que fui mejor lanzador y pasador que jugador de uno contra uno.

¿Que significaba ponerse la camiseta de Lanús en esa época?

-Creo que todos los que nos pusimos la camiseta de Lanús nos sentíamos muy identificados. Hubo muchos jugadores que quisieron jugar en Lanús y no pudieron. 

-¿Como era ese vestuario teniendo en cuenta la personalidad de la mayoría de los integrantes del plantel?

-Y, era un vestuario caliente. Ganador, no nos gustaba perder. Te aclaro siempre me gustó un vestuario caliente. Creo que todos los vestuarios de los grandes equipos deben ser calientes. 

CONTINUARÁ

Autor: Jorge Freire (Leyendas Granates)

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