Comienza a caer el sol en el sur del Gran Buenos Aires. Entre recuerdo y recuerdo las horas pasan volando y ya es hora de retomar al camino junto a Don Alberto Roma, aún nos quedan por revivir muchas vivencias, mucha historia. Sigamos entonces.
-“Usted me preguntaba por mi debut en primera. Bueno, fue en 1948, cuando tenía catorce años. El club venía de estar intervenido y el basquet pasaba por un momento complicado. Así que hubo que ponerse la camiseta y salir a dejar todo en la cancha. Fue una lucha totalmente desigual. Era un equipo de chicos enfrentando a hombres con mucha experiencia. A jugadores de primera división”.
Me imagino que más allá de lo lo difícil que fue, esa experiencia le dejó muchas enseñanzas
-“Sim dudas, pero en realidad quién terminó de marcar mi carrera como jugador fue el profesor Casimiro González Trilla, a quién conocí cuando fui a entrenar con las inferiores del Club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires. Era un maestro, un adelantado y un perfeccionista de los fundamentos del juego”.
Me equivoco si digo que formar parte de un equipo en aquellos tiempos era casi un culto a la amistad.
-“Claro. Imagínese que todos nos conocíamos del barrio desde muy chicos, mas que compañeros de equipo, en la mayoría de los casos, éramos amigos. Nosotros arrancábamos nuestra carrera jugando en un cuadro y muy probablemente la terminábamos allí. Había un fuerte sentido de pertenencia con el club, con el barrio y con su gente”.
¿Supongo entonces que el basquet además de satisfacciones, le permitió cosechar grandes amigos?
-“Afortunadamente si. Tengo hermosos recuerdos de todos ellos, en especial de Daniel Malanca y de Tati Labat quienes fueron mis grandes amigos. Con ellos pasé grandes momentos. Grandes personas los dos. Cuando falleció mi padre, Tati venía todos los domingos a almorzar a casa para acompañarnos. Todos los 22 de abril, lo recuerdo y lo siento en el alma”.
Cuando se hacen comparaciones entre la manera de jugar de aquella época y la actual, siempre se da a entender que se trataba de algo totalmente distinto, casi como de otro deporte, ¿cúal es su opinión al respecto?
-“Bueno, en primer lugar nosotros jugábamos por amor al deporte y a la camiseta. No éramos profesionales, ya que ni viáticos cobrábamos. Teníamos que ir a trabajar y después nos juntábamos para entrenar una vez por semana. No teníamos tiempo para cultivar nuestro físico, como ocurre con los muchachos que juegan ahora, que entrenan en doble turno. Todo ha evolucionado mucho, en aquella época jugábamos en cancha de polvo de ladrillo y con pelota de tiento, ¿entiende?. Era todo mucho más sacrificado. Pero había grandes equipos y jugadores con muy buena técnica, que sin lugar a dudas hoy serían figuras extraordinarias”.
La historia a veces es injusta y las memorias suelen fallar, pero hoy, pocos hinchas recuerdan que usted formó parte de uno de los mejores equipos que tuvo Lanús en la década del 50, que incluso llegó a clasificar para la ronda final del Torneo Oficial.
-“Es verdad lo que usted dice y me alegro mucho que saque el tema. Esa fue una gran campaña, con un equipo muy austero, porque no nos sobraba nada, pero que tenía un corazón enorme. Enfrentamos a Estudiantes de La Plata, que tenía al húngaro Nemeth, a Platense con la segunda generación de “Aviones”, a River con todas sus estrellas, en fin todos equipazos. Pero atenti, que a nadie se la hicimos fácil. Me emociona mucho recordar esos tiempos”.
Para finalizar me gustaría que me contara como vivió la consagración del '58 en el Luna Park.
-“Con mucha emoción por mis compañeros y también por ser hincha de Lanús. Se cruzaron tantos recuerdos en ese momento. Usted sabe que me perdí ese campeonato porque estaba con la selección nacional bancaria jugando el sudamericano.Pero en el Luna estuve presente, junto a Nino Scialpi y otros amigos. Luego cuando llegamos a Lanús para festejar, Jorge Borau, un señor con todas las letras, me invitó a estar con mis compañeros. Fue algo inolvidable”
Como no podía ser de otra forma, la charla con “Yiye” duró varias horas más. Recordamos nombres, partidos, anécdotas y un sin fin de historias. La partida se hizo difícil. Pero había que volver al camino, allí me esperan impacientes otros legendarios hombres de la historia Granate para contarme sus vivencias.
Autor: Jorge Freire (Leyendas Granates)
Foto: Rosa Moreno
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