Alegría Granate não tem fim

En marzo del ´71, Lanús era el flamante rey del basquetbol capitalino. Despues de 12 largos años de espera y, en el mismo escenario que en el ´58, los muchachos conducidos por Raúl García habían logrado conquistar de manera invicta el Torneo Metropolitano, la única estrella que faltaba en la constelación granate. Era un momento histórico para el basquetbol lanusense. A solo dos años del inicio del ciclo del "Gallego" se habían obtenido tres títulos, dos subcampeonatos y el equipo se había posicionado entre los mejores del país.

La consolidación de Lanús en los lugares de vanguardia llegó como una brisa fresca para el basquetbol capitalino. El Granate no solo había logrado quebrar la hegemonía de los equipos denominados grandes en el mundo del futbol, sino que también había revolucionado el ambiente con un poder de convocatoria poco habitual por aquellas épocas. En pocas palabras: la presencia de Lanús era garantía de un buen espectáculo y, también, de una importante cantidad de pesos en las boleterías. Así lo entendió la dirigencia del Club Independiente, que en diciembre hizo llegar una invitación para participar del Torneo cuadrangular internacional "Angel Garré", junto a Olimpo de Bahía Blanca, campeón de la Asociación Bahiense y Tenis Clube Campinas, uno de los equipo más fuertes de Brasil. 

Dada la importancia de los rivales, Lanús afrontó el torneo con la presencia de dos refuerzos internacionales: el escolta chivilcoyense Carlos "Gallego" González y el pivote Adolfo "Gurí" Perazzo, ambos pertenecientes a Gimnasia y Esgrima La Plata. Las expectativas por volver a ver al equipo en el Luna Park era grandes. Y el debut no pudo ser mejor: victoria, en un juego de alto voltaje, ante el campeón de la Asociación Bahiense (75-68), que contó con los internacionales Atilio Fruet, José Ignacio De Lisazo, Alfredo Monachesi y varios refuerzos. 

Para la final se esperaba otro juego caliente, ya que los paulistas habían demostrado ser un equipo con muchos recursos ante Independiente, en la jornada inicial. Y así fue. El partido fue parejo, duro, áspero, con todos los condimentos. Por momentos parecía que Lanús apoyado en la media distancia de Pellandini, Murillas y González se llevaba el juego, pero los brasileros, curiosamente alentados por los bahienses, nunca bajaron los brazos y, minutos más tarde, volvían a emparejar con una destacada labor de Mosquito, Bira y el gigante Rached, que libraba una verdadera batalla bajo las tablas con el "Gurí" Perazzo y "Pichi" Messina.

Lo cierto que es que no se dieron tregua hasta el final. Lanús tuvo la victoria en sus manos, pero en el último segundo los paulistas lograron forzar un tiempo suplementario. En esta fracción, Lanús se adueñó del juego y alentado por su parcialidad logró doblegar la resistencia brasilera. Pellandini, Murillas y el "Gallego" González fueron determinantes en los cinco minutos definitorios, ante un equipo que lentamente fue cayendo en la desesperación y perdió totalmente la línea. El cierre fue tenso. La agresión de los visitantes para con uno de los árbitros caldearon el ambiente. Pero su suerte estaba echada (79-73), y al sonar la chicharra, la alegría Granate no tuvo fin. No era para menos. Era la primer copa internacional que llegaba a nuestras vitrinas. Era el broche de oro a un año de ensueño. 

Autor : JF (Leyendas Granates)

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